domingo, 6 de julio de 2014

Camp Muir, Monte Rainier 5 Julio 14

Porqué hago una entrada en mi blog de un sitio al que ya he subido muchas veces, sin dificultad, reto, ni gran novedad?, pues porque la excursión ha servido para compartir y comprobar como, después de tantos años saliendo muchos fines de semana al monte y a disfrutar de la naturaleza, mi hija menor entiende el porqué de lo que nos llama allí arriba, viviiéndolo en primera persona y aprendiendo a valorar lo que es disfrutar de una puesta de sol y un amanecer, de lo que se contempla desde los lugares en lo alto donde llegas con tu esfuerzo, de lo que compartimos la gente de montaña, del esfuerzo que hay que poner para llegar a donde quieres.
Hoy hemos venido a acampar al campo alto del Rainier, a Camp Muir.
Hemos subido al atardecer, cuando no hay casi nadie, cuando se puede disfrutar de las marmotas que salen a dar sus paseos, cuando se contempla el atardecer y como el día da paso a la luna, como la oscuridad te deja contigo mismo y tus dudas de adonde vas...,cuando sabes que la oscuridad te va a envolver antes de llegar a tu meta del día.







 La subida iba dando paso progresivo del calor al frío, hasta ponernos toda la ropa que llevábamos, de las nieblas al cielo y nubes, del sol a la luna

Solo nos adelantaron tres personas con un reto significativo, venían desde Seattle en bici, salieron a las doce y del tirón después de seis horas y media de bici estaban de camino a la cumbre, del nivel del mar a 4.400m, reto admirable y admirable ver en las pocas palabras que intercambiaron cuando nos adelantan la normalidad como llevaban el reto, como si lo hicieran todos los días, gente de montaña.
También la acampada nos sirvió para darle estreno a la tienda, la bomba de las tiendas de montaña, cuando todas se cimbreaban con el viento en el campo alto a 3000m, la nuestra ni se resentía, un lujo de chalet. a ver si con ella vamos de una vez al McKinley

El amanecer, ya sabéis, que vamos a contar,





 y el descenso en proceso inverso, no en vano estamos en verano, pero pateando por los glaciares, que para eso tenemos el lujo de no estar tan lejos...


Inevitables miradas a lo que dejamos por la espalda....
Dedicado a esos compañeros que tenéis las hijas pequeñas, unos cuantos,....algún día os tocará compartirlo con ellas...paciencia.

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