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Esta ruta se escapó el año pasado porque es difícil que se
alineen los astros, con tres días mínimo de buena previsión meteorológica, fin
de semana, condiciones aceptables para el paso de los glaciares y poder coger
al menos tres días libres de curro, para eso éste año estábamos alerta Alex y
yo, y había que hacer este año si o si. Si hace unas semanas estábamos disfrutando
del granito, ahora toca ascensión alpina donde las haya.
Una ruta clásica por el centro mismo de la peligrosa cara
norte de la montaña por el espolón que la divide en dos, en el Willis y Liberty
Wall, de este volcán que domina el
paisaje desde Seattle. No hace falta googlear mucho para encontrar que es una
ruta codiciada por muchos escaladores,
con un alto grado de compromiso por las características de la montaña ( 4400m,
sin aclimatar, aislamiento, condiciones atmosféricas nunca predecibles y que se
pueden tornar en cualquier momento, vientos casi siempre fuertes en la cumbre),
las condiciones de la ruta (implica una larga aproximación que requiere atravesar
dos glaciares y descender por un tercero al otro lado de la montaña, El Rainier
acumula la mayor concentración de glaciares de EEUU fuera de Alaska), ascensión
en alpino de mínimo dos noches en la montaña con todo el equipo y con peligros
objetivos comunes en los pasos glaciares, acceso al espolón por los desprendimientos
de piedras, condiciones de nieve muy variables y nunca predecibles y pasos de
hielo con las mayores pendientes al final (60-70 grados), donde la mochila
empieza a pesar y la progresión se hace más dura por la falta de aclimatación;
un desnivel total de 3000m de ascensión (1700m de ruta por el espolón desde el carbón
Glacier). En resumen, creo que no me quedaba con tanta satisfacción en una ruta
desde la travesía himaláyica del macizo del Mont Blanc hace ya bastantes años en
solitario (esa que también en tres días, desde Contamines, Domes de Miage, Aiguille
de Bionassay, lleva hasta el Mont Blanc con desniveles similares).
Como se aconseja en esta ruta, llevábamos comida y gas para
al menos día y medio adicional, de los tres inicialmente planeados, son muchas
las historias que uno ha leído de percances e historias de supervivencia en ésta
ruta y los cambios atmosféricos incluso con buena previsión (vientos fuertes en
la cima te puede dejar estancado por unos días y el retroceso en la ruta es
peligroso, una vez metido es siempre preferible esperar a salir por arriba),
Me presento el viernes por la tarde en la estación de los
rangers de White River para obtener el consiguiente permiso de escalada,
estamos en Parque Nacional que bien se lo tiene merecido y primer contratiempo,
el ranger inicialmente me deniega el permiso alegando que hay demasiadas
cordadas en la ruta, que si no hay sitio suficiente en los lugares habituales
asignados de acampada, que ha emitido los permisos por el día y que las reglas
son las reglas. Yo no quiero aceptarlo, incluso no me puedo creer que incluso
dice que hay permiso sólo para una persona más pero no para dos, que hay un
número limitado de personas aceptado por día (increíble, puede dar permiso a
una persona en solitario y no a una cordada de dos), Después de algún tiempo en
EEUU uno ya sabe de qué va esto de las reglas de los americanos y que no
atienden a razonar. Pero como yo soy más cabezón, debato,… como es eso de la
diferencia entre ir uno o dos en espacio (una tienda es una tienda), si no hay sitio
con pala (que llevamos) y esfuerzo se hace otra plataforma si hace falta, que
si ha emitido permisos por la mañana es gente que nos lleva un día de adelanto
y por tanto no vamos a coincidir,… en fin,… que me da el permiso. Luego
descubrimos que estábamos totalmente solos en la montaña, todas las demás cordadas
decidieron empezar el viernes y ninguna el sábado como nosotros, soledad absoluta.
Desde allí cruzamos el glaciar de Winthrop, y después a Curtis
Ridge manteniendo la altitud, hasta el borde del Carbon Glacier, un glaciar peligroso
que hay que cruzar temprano en la mañana.
En Curtis Ridge tenemos una vista espectacular del objetivo.
Día 2, toca madrugar al alba, recoger el campo y a bajar al
glaciar, hay dos huellas una por abajo y otra por arriba, cogemos la de arriba
para no perder altura, error, nos lleva hacia unas zonas de grietas y
finalmente a un puente de nieve de esos que te acongojan porque al pasar se
puede caer en cualquier momento, pero ya que estamos aquí, saca las estacas de
hielo, asegura y a echarle valor, se quedó en algo espectacular.
Luego llegamos a la base del espolón a 2.600m, donde se
acumula algún alud del Liberty Wall y donde hay que ganar el campamento de
Thumb Rock, en la zona más peligrosa diría que de toda la escalada, es una
bolera debajo del espolón rocoso donde alguien se ha empeñado en tirar de vez
en cuando algún microondas (vamos, piedras de ese tamaño que hay que esquivar hábilmente),
eran las 10 de la mañana pero hubiéramos deseado estar por allí antes.
Alex no tiene suerte y una roca le golpeó el pie de apoyo y cae, grito, susto, le retengo con la cuerda, no pasa a mayores, hay que salir de allí lo antes posible,
Después de cinco horas llegamos a Thumb Rock a 3.270m, son
las 11 de la mañana, tenemos por delante un día entero para descansar.
Un día de espera entre los dos muros de la cara norte (el
Willis y el Liberty) por donde la caída de piedras y aludes es constante y
sobrecogedora, da la sensación, con las temperaturas altas que tenemos, que la
montaña se va abajo constantemente.
Días 3: 00:30h de la mañana, despertador, nos espera un día
largo y duro, a las 2 de la mañana estamos en marcha, noche con media luna y
agradable, en el horizonte todas las luces de Seattle ambientando. Progresamos
sin pérdida por las huellas de las cordadas del día anterior. Según vamos
cogiendo altura por el espolón y comienzan las primeras luces de la mañana, se
convierte en los mejores momentos del día, totalmente solos en la montaña.
Unas semanas antes habían reportado hielo en casi toda la
parte alta de la ruta, por ello llevábamos 7 tornillos de hielo, no nos
hicieron falta ni tampoco la cuerda en toda la parte baja del espolón, las temperaturas
altas hacían la nieve blanda e incluso era desagradable caminar por la huella
pues nos hacia hundirnos aún más, la nieve alternaba con mejores condiciones
para progresar pero en general las condiciones no eran demasiado agradables.
Después de salir del espolón de roca y de una larga rampa de
nieve, llegamos a la parte cimera (Summit Cap) con un ambiente espectacular y
donde la pendiente se agudiza, allí hay que pasar una rimaya y cogemos la
opción de la derecha donde se ve algo de hielo donde podemos usar algún
tornillo, que para eso los traemos, un corto largo de hielo fácil y agradable,
nos deja en una rampa de nieve que da acceso a los últimos largos a la cumbre,
con unos 60 grados de inclinación.
Por fin, Liberty Cap, 4.300m, con un viento muy fuerte, como
casi habitual en ésta cumbre, y que no nos deja más que hacer alguna foto y empezar
a bajar a buscar un lugar donde no de el viento. Por la Liberty Crest, que
enlaza con la verdadera cumbre del cráter del Rainier, llegamos a un sitio
donde el viento amaina y nos tiramos al suelo a recobrar fuerzas, comer y
beber. Son las 12 del mediodía. La ascensión nos llevó nueve horas. Decidimos
que no vamos a subir a la cumbre del volcán. Pocas cordadas lo hacen al escalar
el Liberty Ridge, pues quedas fuera de la ruta de bajada para coger el glaciar
del Emmonds.
Cuando estamos haciendo la travesía para coger el glaciar de
bajada, un ruido de helicóptero, se nos aparece, cuál película americana, un
Chinook del ejército haciendo maniobras y aterrizando en el cráter y no muy
lejos de nosotros. Esperamos por si nos hace alguna señal (somos los únicos en
la zona de la cumbre) pero nada, nuestras esperanzas de que nos ofrecieran un
descenso descansado se desvanecen. Por un memento me recordó cuando en el 2010 en
Picos nos vino a buscar el helicóptero
de rescate por una falsa alarma del guarda del refugio de Urriello.
Y piano, piano, bajada por el Emmonds Glacier,… como el del Tacul, pero como todo en América, …
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